7 de agosto de 2012

Sueño L: La pesadilla del periodismo espectral

Seminario periodístico en una casona de paredes de piedra gris y lúgubres pasillos de cemento. Loto ha preferido quedarse en la habitación de la segunda planta que comparte con sus dos queridas amigas de facultad mientras ellas asisten, en el sótano, a un curso sobre la importancia de contrastar la información antes de soltarla.

Aguarda organizando la ropa de su maleta cuando un agujero comienza a abrirse entre las camas dejándole ver, bajo un creciente remolino de bruma, lo que está ocurriendo en la bodega. ¡Horror! Allí no hay periodistas sino siniestros sacerdotes ataviados con largas y sobrecogedoras túnicas, oficiantes de una misa negra que pretende robar el alma a sus compañeras. ¡Y ellas sonríen sin darse cuenta!

Loto esquiva de un salto el agujero espectral y baja apresurada las escaleras mientras se le corta la respiración al sentir como extraños entes sin cuerpo rozan su piel erizándole el vello. Quieren impedirle que llegue hasta las chicas. Aterrorizada se zafa del fantasmagórico abrazo y consigue alcanzar la planta subterránea. Al fondo, sobre la puerta que da acceso al cursillo, ha aparecido un cáliz dorado sangrante. El miedo se convierte en pavor. Loto no puede mover el brazo para colocar su mano sobre el pomo y entrar.  El terror la ha convertido en piedra. Trata de gritar pero también se ha congelado su garganta. Y cuando una lágrima de frustración y pánico comienza a caer por su mejilla… ¡ea! la rubia y la morena salen tan pichis por la puerta, comentando entre risas lo interesante de la clase periodística.

Aterrador... pero no tanto como tratar de convencer a la pareja recién desalmada de que no habían sido imaginaciones suyas, de que había ocurrido en realidad, de que el buen periodismo… es ya pura fantasía.
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4 comentarios:

  1. Contrastar la información antes del mero cuchicheo sería una buena práctica, pero no aprendemos. ¿Periodismo, decías?.

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    1. Yo lo aprendí de los mejores. El problema es que no interesa pagar a quien lo aprendió. Y, por tanto, se acaban los maestros. Y sin maestros..- no hay aprendices. Y si no hay aprendices, no hay oficio.
      ¿Periodismo... dije?
      Se me olvidó!

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  2. El cambio es inevitable. La profesión de periodista caerá en el ostracismo y los periodistas de la nueva hornada saldrán del intrusismo profesional. Se que es duro de oír para una periodista, pero es una observación hecha reflexión. El periodismo no va a morir, ni los periodistas a desaparecer. Vuelven las épocas de las imprentas clandestinas y de los cuchicheos de barrio.

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    1. No será como dices Juan.. por el bien de todos ¡no será así! Gracias por el comentario

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