23 de marzo de 2010
Sueño XXV: El buzo también vuela
Sucedió en la típica localidad mediterránea de casitas blancas pero con edificios de 4 plantas y fachada de ladrillo rojo, estilo Moratalaz. Una villa en la que habitaban amigos, compañeros, familia. Todos aconsejaban al buzo que no lo hiciera, que se equivocaba. Loto se sentía en la obligación de ofrecerle el mismo consejo, “piénsalo, quizás no deberías hacerlo”. El buzo le agarró de la mano y dio uno de sus saltos, con los pies juntos, como si fuera a pasar por encima de un bolardo. Pero el salto se alargó. En una vertical perfecta y a velocidad de vértigo, el buzo (y Loto con él) comenzaron a subir, por encima de los árboles, por encima de los edificios de cuatro plantas, por encima de las nubes. Cuando se agotó la potencia del salto y estaban a punto de caer, Loto se soltó de la mano del buzo. Segundos de angustia. Él volvió a sujetarle fuerte y volaron en horizontal, por encima de la villa de casitas blancas, por encima de los parques, sobre el mar. El viaje terminó con su ronquido.
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...o sea, que loto y el buzo se van a casar... que sea enhorabuena pues...
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