Otra vez dos iguales. Dos seguidas. Y ya van unas cuantas!
Otra vez los cambios del hogar, aunque no recuerda Loto haber pasado nunca la madrugada en esa misma casa. Dos plantas vetustas, rancias, de sofás de polipiel y alfombras con escenas de caza. ¡Cuánto trabajo por hacer! ¡Cuánto por redecorar!
Y otra vez el boletín sin papeles, pero esta vez en mitad del campo. Todo listo para "las en punto” y, cuando suena el último “pí”, el "pí" largo, los papeles no aparecen por ningún lado ¡Cuánto tartamudeo! ¡Cuánta angustia vieja!
¡Qué cansancio de recurrencias!
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