Termina la jornada laboral. Loto y sus compañeros tienen que ir al hospital a ver a la fotógrafa. Está ingresada por una operación de estética. No saben si llevarle unas flores o unos bombones. Finalmente se deciden por un toro… les parece más divertido. Loto coge al miura por los cuernos y lo sube a la habitación de la clínica. Lo encierran en el cuarto de baño y, encaramados a la cisterna y otros altos del pequeño coso, disfrutan del animal.
Menuda siesta!
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