5 de marzo de 2011

Sueño XXXIV: Vacía, sin corona

Sucedió después de la indignante elaboración de un informativo para una rubia locutora de musicales y un chabacano presentador incapaz de distinguir la OCDE de la UCD.

Un Rolls Royce negro, brillante, impoluto, espera a Loto en la calle. En el interior: un chofer de uniforme, impoluto también… y, a metro y medio, en el elegante asiento trasero de cuero negro, callada, pegada a la ventanilla izquierda: Sofía, la de Grecia. Luce un exquisito vestido de hombreras y se adorna con unos refinados pendientes de perlas, pero ha cambiado su habitual media melena rubia por un cardado estilo Tita Thyssen
Sin que medie palabra entre ellas y ante la comodidad del trono rodante, Loto opta por relajarse. Se tumba en el Rolls con la cabeza apoyada en el reposabrazos de la ventanilla derecha y los pies sobre las rodillas de Sofía, con quien -"¿por qué no? ¡le ha tocado a ella!"- decide desahogarse:
“Mira chica: estoy irritadísima con este puto trabajo… qué ingrato escribir para que luego una rubia de pelo frito se invente el informativo con otro petardo que hasta ayer solo sabía engolar la voz para pinchar a Lady Gaga... Oye… ¿y tú?… ¿cómo llevas lo de ser reina?.. porque tiene que ser un coñazo, la verdad. ¡Qué complicado es todo! Con lo fácil que sería…"
La de Grecia escucha en silencio y Loto, locuaz, con la adrenalina del cabreo y la indignación laboral, no puede parar...
“Por cierto –le pregunta al percartarse de su ignorante trato con los de sangre azul, convencida, sin embargo, de que todos la tenemos roja – ¿no te molestará que te trate de tu?”
En ese momento Sofía, la de Grecia, hierática, gira la cabeza hacia Loto, esboza una sonrisa y, por primera vez durante el confortable trayecto en Rolls, abre la boca… Amable, a la vez que estricta, contesta: “Si no le importa, preferiría que me llamase Majestad”.

Loto despierta. Siente un profundo hueco en el centro del estómago. Le duele el vacio infinito que se le ha quedado dentro… como si le hubieran robado algo... o como si algo, que nunca fue suyo, no le fuera a pertenecer jamás.
¿Será su corona?

2 comentarios:

  1. Muy bueno y original. Ser´´a el peso de la corona.

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  2. Gracias Gerard... pero no es original... son las cosas que le suceden a Loto mientras duerme :)
    Enhorabuena de nuevo por LA que llega.. ¡¡¡otra Pe-Leona!
    Nos hacen falta muchas... y sin corona!

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