Loto se encuentra con una antigua compañera, rubia y tonta pero con éxito. Están en una calle del centro de Madrid. Se saludan, besitos, qué guapa te veo, ji ji, tu más, ja já.
Encuentro fortuito y breve (4 minutos de sueño) pero... arggggg...
La “Barbie Periodista” (para que la va a fabricar Mattel si ya está ella) le cuenta a Loto, como quien no quiere la cosa, que había estado en el restaurante Porto do Vigo con un “denominador común”.
A Loto le mata la curiosidad pero evita preguntar ¡por qué, cómo, cuándo!!!
Da lo mismo. Ella está deseando soltarlo y, con un falso rubor en las mejillas, lo suelta: “Me metió mano por debajo de la mesa”.
Peerra!! Peerro!!
A Loto se le encienden las mejillas de verdad; ahora si que no quiere saber más.
Para qué seguir soñando.
Loto se despierta.
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