Con el olor dulce en la noche de 24 grados. El aroma de otra noche en el laberinto al que hoy no podría volver.
Con su nudo en la garganta por el final de una etapa que otros cerraron anudando también su garganta.
Con el recuerdo en la mañana de otra última mañana y del sabor de la piel debajo de su piel. Un sabor que no volverá. Como no volverá su olor, ni el arorma de los 24 grados en el laberinto al que hoy no podría regresar.
Han vuelto a caer... por última vez... ellas solas.
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