El concierto se celebra en una pequeña calle entre Preciados y El Carmen.
¡Los Rolling vuelven a Madrid!
Preparado, sobre unos tablones de madera, un pequeño escenario de 5 por 2 metros. Loto está acreditada y espera, desde el alba, tras la valla amarilla que la policía ha instalado para la prensa. Lleva chaleco anti-balas, como su amor: un policía antidisturbios que aguarda, junto a ella, la llegada de público y protagonistas.
Pero nadie llega al centro.
Loto y su chico amenizan la espera recordando otro día de primavera. Un día, en un vasto lago del Valle libanés de la Bekaa, que la pareja visitaba con los niños. Sentados en la orilla, les entretenía la observación de cuatro melenudos en pañales que compartían una pastilla de jabón de aceite y sosa con el agua a la altura de la rodilla. No había nadie más en aquel lugar. Nadie más que Loto, su amor, la prole y los cuatro del aseo. ¡Qué sorpresa cuando descubrieron que se trataba de Richards, Watts, Wood y Jagger que, igual de asombrado, les comentó al salir del agua: “Oh, it´s so many children for a so young couple!”. Sonriendo con la evocación, y de vuelta a la realidad, la periodista y el antidisturbios siguen esperando que arranque el concierto.
Pero sigue sin llegar nadie al centro.
No hay público.
No suena la música.
Aguardando despierta Loto. Y, al despertar, el lago libanés, el concierto de los Rolling, su amor y los niños se han convertido en un recuerdo fresco en la memoria de lo que nunca sucedió.
Ummm esa fantasia ...me es familiar. (por cierto gracias por llerme Loto) ;-)
ResponderEliminarMe gustass... y lavidasegúnDoisneau
ResponderEliminarYa está en mi bloggroll...
;)