No engaña Doisneau cuando afirma que es difícil, pero tranquiliza saber que se pueden abandonar los lugares en los que no se quiere estar.
Ella, gemela de mil sensaciones, paseó su ira bajo el principal-derecha del que escapó consciente de que no volvería jamás.
Loto sigue en el sórdido sótano-izquierda deseando largarse ¡con todas sus fuerzas! para no volver siquiera a pasear su venganza.
Ahora le falta saber que saldrá...
para salir.
Y no le importa que, como a Doisneau, deje cicatriz la huida.
Cierro los ojos y hala...
...allá voy querida.
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Eso es. Tener en la cabeza que una quiere cerrar la puerta del sótano-izquierda ya es el principio. Encuentra las llaves, abre-cierra y lánzalas al olvido.
ResponderEliminarGracias por compartir "pisos".
Jajjaa... ¡compartir pisos!!
ResponderEliminarLlevo meses llamando a tu edificio a ver si me hacen hueco en un apartamento de la octava...pero -oye- entre el Presidente de la Comunidad, el portero y la cantidad d pretendientes q tiene el bloque... está complicadísimo!!!
Muac