Era sexy y muy guapo, aunque tenía cara de bruto. Un mix San Juan-Brody-Bardem. No sabe cómo se coló en la fiesta, ni cómo llegó hasta ella, ni recuerda el momento preciso en el que se produjo el encuentro: un dulce y breve choque, sin apenas prolegómenos, directo al grano.
Pero resultó que el grano ¡era de metacrilato!
Conmocionada quedó Loto con el extremo cristalino en forma de pirámide truncada que, a los pocos centímetros, ya mudaba en la conocida y calida carne. Cobarde, no quiso ir más allá de la simple caricia que, a pesar del frio cristal, resultó intensa y muy agradable.
Y como vino se fue, súbitamente. Desapareció...con su medio miembro traslúcido y su belleza tosca.
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