Fue una pesadilla que quedó encerrada en una nebulosa de prisas, una oficina-castillo abarrotada de personal y un río con playa... el escenario del mal sueño que Loto recorrió, apresurada, con un vestido Liberty y unas botas de mosquetero forradas con una suave tela de algodón estampado en flores.
El buzo estaba en la nube negra aunque no se dejaba ver.
Mikiki esperaba, solo en la puerta del colegio, a que ella saliera de la nube negra para dejarse ver.
En un momento de lucidez, interrumpió la desesperada búsqueda de lo que no quería encontrar y recordó al pequeño –“¡las seis de la tarde y no he ido a por él!”.
Angustia. Rubén. Un coche que no arranca. Nervios. Mujeres en una parada de autobús.
En otro instante de lucidez mayor, el mal sueño se esfumó confundido en su nebulosa al percatarse Loto de que el fin de semana a Mikiki le tocaba estar con papá. Uff!
El buzo estaba en la nube negra aunque no se dejaba ver.
Mikiki esperaba, solo en la puerta del colegio, a que ella saliera de la nube negra para dejarse ver.
En un momento de lucidez, interrumpió la desesperada búsqueda de lo que no quería encontrar y recordó al pequeño –“¡las seis de la tarde y no he ido a por él!”.
Angustia. Rubén. Un coche que no arranca. Nervios. Mujeres en una parada de autobús.
En otro instante de lucidez mayor, el mal sueño se esfumó confundido en su nebulosa al percatarse Loto de que el fin de semana a Mikiki le tocaba estar con papá. Uff!
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